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jueves, 4 de junio de 2015

EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA


¡Cuántas veces nos hemos debatido entre el ser y el parecer!
¡Cuántas barreras nos impiden conocernos y amarnos a nosotros mismos!*

En *El caballero de la armadura oxidada,* Robert Fisher narra
metafóricamente la vida de un caballero que estaba condicionado a demostrar
que era bueno, generoso y amoroso. Llevaba la armadura porque lo protegía y
la amaba porque con ella le mostraba a todos quién era él.
El caballero intentaba comprender con la mente, pero la mente lo había
atrapado en la armadura.

Un día decidió liberarse de ella, pues no podía continuar viviendo y
pensando como lo había hecho hasta ese momento. Buscó y encontró al mago
Merlín quien le indicó el sendero de la verdad, un camino empinado y
estrecho, donde tendría que librar la batalla de *Aprender a Amar*.
A medida que iba transitando el sendero, lloraba y estas lágrimas del alma
le permitían despojarse de su armadura y comenzar a ver las diferencias en
su interior, aprender a tener menos decepciones, a aceptar en lugar de
esperar.

En el camino había tres castillos, tuvo que entrar y aprender en cada uno de ellos:

- El Castillo del Silencio
Descubrió que estar en silencio era algo más que no hablar, y que cuando
estaba con alguien mostraba su mejor imagen ocultando lo que no quería
mostrar.
Para pasar el tiempo el caballero hablaba consigo mismo, se dio cuenta que
siempre había tenia miedo a estar solo. También descubrió que había perdido
mucho tiempo hablando de lo que había hecho y de lo que iba a hacer y nunca
había disfrutado de lo que pasaba en el momento. En la quietud de la mente
escuchó el silencio y se dio cuenta que en su vida no había escuchado a
nadie ni a nada. Comenzó a sentir el dolor y la soledad, se acercó cada vez
mas a si mismo hasta que escuchó por primera vez su voz interior.

- El castillo del Conocimiento
En la pared brillaban las siguientes inscripciones:
*El conocimiento es la luz que iluminará vuestro camino*
*¿Habías confundido la necesidad con el amor?*
Aquí el caballero encontró una gran verdad: *"Sólo podéis amar a otros en
La medida en que os amáis a vos mismo"*.
Se miró en el espejo y contempló su reflejo, se sorprendió al verse a él
mismo como una persona encantadora y vital, llena de inocencia y belleza,
sus ojos brillaban con amor y compasión. Su potencial, sus sentimientos y
lo que habitaba bajo la armadura se hacia visible y permanente.
El caballero reconoció que había pasado toda su vida intentando agradar a
La gente, y en demostrar lo que en realidad *era*.
Observó la naturaleza, los árboles, los animales, todos felices siendo
simplemente lo que son a diferencia de los seres humanos que desean ser
mejor de lo que son.

- El castillo de la voluntad y la osadía
El caballero tuvo que enfrentarse con el Miedo y la Duda. Descubrió que el
conocimiento de si mismo es la verdad y que esta es más poderosa que la
espada para vencer las ilusiones del miedo y la duda. Sintió alegría porque
sabia que ya nada lo podía detener.
Cuando estaba llegando a la cima de la montaña halló en una piedra esta
leyenda:
*Aunque este Universo poseo, nada poseo; pues no puedo conocer lo
desconocido si me aferro a lo conocido*.

El caballero reflexionó sobre algunas cosas conocidas a las que se había
aferrado durante toda su vida: su identidad, quien creía que era y que no
era, sus creencias aquello que el pensaba que era verdad y lo que
consideraba falso, los juicios de lo bueno y lo malo, también reconoció la
roca a la cual se aferraba para seguir con vida. Se dejo ir y confío en la
vida, en el universo, en Dios.

Su mente descendió hacia su corazón, contempló su existencia con claridad,
sin juzgar y sin excusarse, acepto toda la responsabilidad por su vida,
reconoció que el era la causa y no el efecto, ya no tenia miedo, tuvo una
nueva sensación de poder, de calma, de bienestar.
Se encontró en sintonía con el Universo.
Su corazón rebosaba de amor por si mismo, por su familia, por la vida, por
la naturaleza, por todo el maravilloso mundo.

Ahora eran lágrimas de gratitud las que surgían de sus ojos, irradiaba una
nueva y radiante luz. Era uno con el Universo. Era Amor.

El viaje del caballero es el que todos hacemos en la vida cuando separamos
la ilusión de la realidad, descubrimos quiénes somos y como funciona el
milagro cotidiano de vivir.

¿Quién no siente a veces que se encuentra viviendo dentro de una
armadura?

¿Quién no ha usado en algún momento de su vida una máscara?

Imagina que un día te pones una máscara, las usas, te agrada, y olvidas
quitártela. Un día te miras al espejo, no te reconoces, te asustas, y
quieres sacártela pero la máscara se ha fijado a tu rostro y te sentís
cautivo de ella.

¿Cómo te sentirías, si tienes que verte así y si tienes que ir a todos
lados con ella?



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