Hay palabras inventadas sólo para adornar los momentos bonitos. Estamos ahí creyéndonos invencibles mientras pensamos en cosas que nunca van a pasar. Te me acercas al oído y me dices muy bajito: “Me quedaré para siempre”, aunque sé que eso no es cierto, que no puede ser verdad. ¿Y a quién carajos le importa? si cuando tomas mi mano los relojes se detienen, y las nubes nos sostienen, y la vida ya no avanza… y así nos deja pasar.
Estefanía Mitre
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