Un explorador blanco, ansioso por llegar cuanto antes a su destino en el corazón de África, ofreció una paga extra a sus porteadores para que anduviesen más de prisa. Durante varios días, los porteadores apuraron el paso.
Una tarde, sin embargo, se sentaron todos en el suelo y dejaron la carga, negándose a continuar. Por más dinero que les ofreciese, los indígenas no se movían.
Finalmente, cando el explorador pidió una explicación para aquel comportamiento, obtuvo la siguiente respuesta:
- Hemos andado demasiado deprisa, y ya no sabemos ni dónde estamos ni qué estamos haciendo. Tenemos que esperar a que nuestras almas nos alcancen.
Paulo Coelho.
me gusta la ultima parte
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